martes, 20 de julio de 2010

La opacidad hace enigma
Por Lupe Tobia

Dos significantes: enigma y opacidad, me han servido para orientar este recorrido. Es un recorrido que no está cerrado, sigo investigando, puesto que cada lectura me plantea nuevas preguntas y creo que esto es lo interesante del psicoanálisis lacaniano.

En el Capítulo IV de el Seminario, El sinthome, Lacan escribe "enigma" con "E" mayúscula y subíndice "e" minúscula. "E" mayúscula de enunciación y "e" minúscula de enunciado. Dice: "un enigma es una enunciación tal, que no se encuentra su enunciado".

En el Capítulo IX, de este mismo seminario, dice que lo real es su invento, es su sinthome. Lo real como su respuesta sintomática. De allí que introduce al sinthome como una "invención".

El sinthome es opaco, no se deja ver, no se puede comprender, no se le puede dar sentido alguno por lo que resulta un enigma para el sujeto.

La opacidad del sinthome, producto de la relación de cada uno con la lalengua, en tanto ésta es la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográfico, separada por tanto del lenguaje, hace que el sinthome apunte a lo singular, a las marcas de la relación de cada uno con la lalengua en tanto que ella produce una desarmonía original, un traumatismo propio a cada sujeto que no puede pasar por el significante (Miller, Piezas sueltas). La lalengua apunta a la palabra tomada fonéticamente, absorbe lo que se dice, no tiene negativo, mientras que, el lenguaje es la lengua que dice que esto se dice o no se dice.

Ana Ruth Najles, en Scilicet Semblantes y sinthome: "el traumatismo inicial ocasionado por lalengua, produce un acontecimiento de cuerpo que Lacan llama sinthome, que da cuenta de un goce fuera de la ley". En el mismo texto, Philiphe Hellebois dice: "Lalengua es una palabra forjada por Lacan en su seminario Aun, para designar el lenguaje del cual goza el ser hablante. Lacan la ubica como el laleo, que no es más que la emisión de sonidos más o menos articulados en el niño que aún no habla. Es el gorjeo que precede al balbuceo.

Esto nos plantea a nivel de la clínica dos tipos de síntomas, el síntoma ligado a la lalengua, ocupado por un goce opaco, (donde no hay relación entre significante y significado, entre el hombre y la mujer, que se funda en el No hay relación sexual) que hace eclosión en el cuerpo, el sinthome, y como dice Miller en Cosas de finura: "es el goce que no se deja resolver en la significación fálica". Y el síntoma ocupado por un goce transparente (Goce fragmentado, discursivo, imaginario ) que incluye al objeto"a", propio del cifraje inconsciente, síntoma significantizado , al que se le puede dar un sentido, goce que se juega en la juntura de lo simbólico y lo imaginario y que Lacan escribe "a", en tanto núcleo elaborable del goce. Se trata del goce que circula por los desfiladeros lógicos instaurados en la cadena significante. Es decir, que implica al sujeto en su creencia del inconsciente.

Con el sinthome estamos en la dimensión de un goce "incontable", fuera del inconsciente, fuera del semblante, no significable. Por eso se puede afirmar que el goce que pasa a la contabilidad, es una parte del goce, producto de la operación de simbolización, al que Lacan llamó plus de goce, mientras que resta una parte suplementaria que no pasa por el significante. Esta última es la perspectiva del sinthome que pone en juego ese otro goce por fuera del significante.

Dice Miller: " el paso al sinthome, consiste en pensar el goce sin el S1, sin el significante del nombre del padre que lo haría legible". Es por eso que Miller interpreta que el Lacan del sinthome piensa el psicoanálisis desde la psicosis.

Este goce opaco del sinthome, irreductible al sentido, es lo que posibilita pensar para el psicoanálisis un discurso que no sea semblante, el cual Lacan introduce a partir de Joyce, es decir, que donde estaba el significante adviene el goce. El sinthome estaría en el registro de lo real, en cambio, el semblante en tanto que se sostiene en el discurso, lo ubicamos en los registros imaginario y simbólico. En este sentido el semblante como categoría es opuesto a lo real.

Con el ejemplo de Joyce, Lacan nombra al arte como un reverso del psicoanálisis, diferente al discurso del amo, reverso que no es más que el saber hacer del artista. Dice además que, el sinthome, a veces, es una suplencia del padre y el falo.

La invención del sinthome por Lacan es un aporte fundamental a la clínica, ya que nos permite ubicar dos tipos de síntomas, dos tipos de goce y privilegiar la clínica del goce y de lo real. Además nos permite observar que atravesada la pantalla fantasmática, esta pantalla no sólo ha velado la opacidad del sinthome sino que ha intentado dar sentido a través del semblante paterno a "eso" excluido del sentido, a "eso" que no hace cadena significante.

Cuando Lacan dice (cap IX, S. El sinthome) que lo real es su invención , lo escribe con la forma del nudo borromeo, que no es nudo sino una cadena que necesita tres elementos, RSI, que encadenados constituyen una metáfora de la cadena. Pero como es un número a esta metáfora la llama cifra y la designa como rasgo unario. Les comento que aún cuando estuve investigando, sólo encontré que ésta metáfora de la cadena no está formulada desde la lingüística sino desde las matemáticas, es decir, que no se trata de sustituciones sino de números y por eso Lacan habla de cifra. Pero se trata de las matemáticas para privilegiar las demostraciones de imposibilidad, ya que lo real que puede ofrecer la lógica matemática es un real aparejado con la escritura, es decir, un real que surge del lenguaje vía la escritura. Si Lacan le otorga importancia a la topología es porque se trata de una geometría desprovista de medida.

Miller al respecto dice: la metáfora borromea funciona como traumatismo, pieza suelta que nada puede metaforizar.

La clínica borromea y por ende la concepción del sinthome, el cuarto nudo, la invención de un nombre nuevo para un goce antiguo, permite su uso satisfactorio por fuera del sentido, más allá del padre y muestra el pasaje del síntoma ligado al sufrimiento, al síntoma ligado a la satisfacción de la que hablan los AE al final de su análisis. Esta satisfacción que se alcanza es la que se recorta sobre un fondo de insatisfacción ligada a una pérdida que no es fruto de la impotencia del lenguaje sino signo de una nueva relación con la repetición.

Lacan insiste en este seminario que, lo real es su invento, es su sinthome, su respuesta sintomática. Lo real como lo que no tiene ley, lo que no tiene sentido, no tiene ningún orden. El sinthome como un mixto entre síntoma y fantasma. Esta época, la última enseñanza de Lacan, está caracterizada por el S1 sólo sin el Otro, el significante no está reducido a su articulación con otro significante, lo que nos permite ubicarlo del lado del inconsciente real. De manera que el semblante nos queda del lado del inconsciente transferencial, mientras que el sinthome nos queda del lado del inconsciente real. Otra diferencia que encontramos es que al hablar del semblante, nos referimos al lenguaje, en cambio cuando hablamos del sinthome hablamos de lalengua, donde el S1 está desvinculado del Otro.

Por eso en la clínica el encuentro con lo real siempre va acompañado de angustia. La angustia que sería de dos tipos: como dice Mauricio Tarrab, en Certeza de la angustia, en su libro La fuga del sentido y la práctica analítica.

Una, como efecto de la ruptura de los lazos libidinales, ruptura de las referencias con las que un sujeto se sostiene. Angustia de castración, angustia señal. Es decir, la angustia como efecto de rupturas.
Y, la otra angustia, donde ella misma es una especie de ruptura, la que despierta al sujeto de la buena manera, aquella que permite al sujeto que se haya tomado por una identificación que lo sujeta en un lazo alienante, que lo victimiza porque fuera de esa identificación no hay nada, pero que es la angustia donde el sujeto puede ser ayudado a atravesarla, es decir, puede ser ayudado a soportar la incertidumbre fatal, para encontrar otro lugar para sí mismo que el de ser una víctima. Una angustia que al ser atravesada permite ir más allá del semblante paterno y suscitar el encuentro con el sinthome, en tanto goce singular de un sujeto y lograr así que el sujeto pueda salir de un fantasma mortífero que lo había retenido.

De manera que, la invención del sinthome, evidencia en la clínica dos tipos de síntomas, dos tipos de goce, dos tipos de angustia, dos tipos de inconsciente, transferencial (inconsciente interpretativo, que se articula como sentido y establece un lazo social) y el inconsciente real, (el inconsciente ininterpretable, fuera del sentido y que reenvía a la soledad), por lo que tendríamos dos clínicas diferentes, la del significante y la clínica de lo real, de allí la importancia de esta invención de Lacan.

He podido constatar en el trabajo de cartel, a partir de la lectura que hemos realizado del curso de Miller, Cosas de finura y de ocho testimonios de pase, pero sobre todo en mi recorrido de análisis, que esta opacidad aparece como un enigma que el sujeto ha querido resolver tratando de dar sentido, a eso que se le puede presentar en sueños, pesadillas, imágenes alucinatorias infantiles, que no se logran resolver por las significaciones ni por la vía del sentido.

Es un real que, sólo una vez que se atraviesa el fantasma y se descifran los síntomas metaforizados, por la "reducción" lograda en el proceso analítico, se puede deducir este goce singular, "el sinthome que todos tenemos" como dice Lacan. Goce singular para cada sujeto.

En este goce singular se detienen las significaciones y la búsqueda de sentido, pero se encuentra un saber en la vertiente del "es eso", "eso" ha dirigido mi vida.

Previo a esta deducción, la angustia, un acompañante que se presenta al lado del desamparo y la soledad, y que se mantiene hasta lograr encontrar un nuevo semblante o privilegiar alguno con los que se ha servido el sujeto, que le permita establecer un nuevo lazo social, ya no alienado al Otro. Es decir, usar los semblantes como "saber hacer con eso", saber hacer con, lo que no se puede significar y no valerse del padre, como semblante que vela la inexistencia de la relación sexual.

El sinthome, entonces, no sólo es el goce singular de un sujeto, sino la invención a partir de allí de un savoir y faire avec, que hace un anudamiento particular en la clínica borromea, pues es un anudamiento que no es definitivo, de allí la importancia que resalta Hebe Tizio en su "Trabajo en el postanalítico": "queda practicar con el savoir y faire avec que no trata de un autoanálisis en la dimensión del sentido, sino una pragmática del sinthome que permite redistribuciones libidinales y evita el estancamiento identificatorio". Es decir, y coincido con ella, no hablar de identificación al síntoma sino más bien de la función del borde, el vacío y el acto. De allí la importancia en el postanalítico, de seguir trabajando el sinthome en tanto núcleo incurable de goce de un sujeto. Desembrollarse de ese incurable cada vez que se presenta, usando el semblante del padre pero prescindiendo de él.